martes, 10 de agosto de 2010

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Madame Bovary (parte del film)

http://www.youtube.com/watch?v=83FNcewh42g&feature=related

El realismo y la novela realista - Flaubert





En el siglo XIX, G. Courbet, en la pintura y Flaubert en la novela consagran el Realismo en Francia. En 1857, Flaubert publica Madame Bovary, que con enjuiciamiento de por medio el público francés demuestra su resistencia a la visión develada de la sociedad que este autor refleja.

Junto con Flaubert, otros autores soportan la resistencia a esta desprejuiciada visión del ámbito cotidiano burgués, estos son: Stendhal y Balzac, cada uno con un manejo particular de la técnica narrativa realista pero todos evidenciando lo que no es grato ver. Este espejo irritante en el que el burgués se descubre le resulta altamente chocante y esa inmoralidad abiertamente mostrada lesiona la sensibilidad del lector de la segunda mitad del siglo XIX. La mediocridad de la sociedad se reconstruye ante sus propios ojos entre hojas de papel, que pintan un mundo creado a través de la belleza de la palabra, y he ahí la paradoja, la belleza es capaz de mostrar un mundo cargado de las máscaras de la apariencia, con todas sus hipocresías y vaciedades. La burlada verdad se descubre entre líneas.

Flaubert, como escritor realista, se destacó por la agudeza de su trabajo estético. La palabra justa en el lugar exacto era su obsesión. Pero, ¿cuál era el valor semántico de las palabras?, Las palabras en el autor realista, ¿deben ser entendidas como los elementos que reconstruyen un contexto histórico, geográfico, social con un minucioso rigor descriptivo? Para, Flaubert, las palabras no ofrecen solo la fotografía de una época, sino que penetran en el alma de lo cotidiano de una determinada clase social. En Madame Bovary no solo encontramos el retrato de una época y su sociedad sino que se proyectan los laberintos de la mentalidad burguesa en particular.

Como legado de la ilustración, tanto los realistas como la sociedad burguesa, concebían la realidad como todo aquello que es captable mediante los sentidos y es admisible para la razón, lo verosímil se fundaba en estas premisas y aportaba la confiabilidad que los lectores necesitaban para entregarse a la lectura. El autor realista debía procurar en su obra la proyección de un mundo obediente a las leyes naturales que no transgredieran los límites de la razón, y dónde cada suceso debía de ser inevitable consecuencia de una experiencia anterior; lo predecible regía la evolución de los sucesos de la mano condescendiente de quien narraba las historias. La confianza en la razón y en el hecho de que todo se explica a partir de ella, es una constante que no se abandona y que condiciona la escritura de este autor realista. Con el Naturalismo se llega al extremo, en cuanto a la ambientación del mundo y de los propios personajes que en él se mueven. Las insufribles investigaciones a las que se aboca Zola para elaborar sus “mundos” ponen de manifiesto el rasgo fuertemente empiristas del Naturalismo . Con Zola nacerá la Novela experimental.





Las técnicas narrativas realistas en la novela Madame Bovary

de Gustave Flaubert

Como vemos, el autor realista proyecta desde su obra una amplia y profunda visión de la cotidianeidad de su mundo. Para lograr alcanzar este objetivo se vale de una serie de técnicas literarias entre las cuales adquiere relevante papel la labor del narrador. El narrador de la novela realista le prodiga la mayor lealtad al lector. De aquel provienen todos los conocimientos, es la voz que guía y explica, quien revela los mínimos detalles. Su omnisciencia es fundamental e inevitablemente la consecuente omnipresencia hace a su sabiduría. En Madame Bovary, el narrador sí participa de la ficción. En primera persona del plural, el narrador comienza a elaborar la historia como testigo presencial de la entrada en escena novelesca de Carlos Bovary; así comienza su relato:


“Estábamos en plena hora de clase, cuando el director entró, seguido de un novato que vestía traje de campesino...”



El narrador participa de la obra explícitamente en los primeros párrafos del primer capítulo. Desde esta actitud, parece querer mostrar la confiabilidad de su relato. Cuenta la historia desde un conocimiento directo de la misma; el lector puede y debe confiar en su palabra porque en ellas está la verdad. Más allá de estos párrafos el narrador desaparece de la acción. Solo su voz se siente constantemente, no hay rincón de este universo literario que quede librado a la imaginación del lector. No quedan ni deben quedar cabos sueltos; desde su conocimiento se extiende el alma de los personajes hasta los espacios por donde estos se mueven.

Flaubert no buscaba que el narrador proyectase sus opiniones, al menos no explícitamente. Él sostenía que: “el autor, como Dios en el Universo, debe estar siempre presente, pero nunca visible” . A partir de esta afirmación, resulta necesario pensar en el valor semántico de las palabras. ¿Cómo el autor puede ser ese dios presente en todas partes (de la obra) pero invisible? Creo evidente un segundo nivel semántico que permite la presencia del autor en esos mundos apofánticos. Más allá de la impersonalidad que busca alcanzar en sus relatos, hay una enfática crítica social emergente de la obra que lo denuncia sin lograr nunca condenarlo. Esta es una de las diferencias que guardaba con Balzac, cuyos narradores llegaban a transgredir los limites de lo verosímil en el afán de exteriorizar cuanto saben, la voz de Balzac se siente en todas partes. En la obra, cuando la voz del narrador deja de sentirse, seguramente a adquirido el tono de la de alguno de sus personajes.

A partir de la voz del narrador, la trama lineal de la novela se evidencia claramente. Madame Bovary manifiesta una estructura exterior en la que distinguimos tres partes. Esta estructura guarda la linealidad evolutiva de la acción, donde los retrocesos se ven justificados por la presentación de los personajes. Los dos grandes retratos que presenta la novela dibujan, por un lado el perfil humano de Carlos Bovary, un joven médico que nunca se caracterizó por su brillantez aunque sí por sus limitadas ambiciones y la maleabilidad de su carácter. Esta particularidad de su personalidad lo llevará a verse sometido al dominio, en primera instancia de su madre y de su primera esposa; para que a partir de su segundo matrimonio, esta vez con Emma, se encamine, una vez despierto de la ceguera en la que vivió, hacia la muerte. Por otro lado, el retrato de Emma se elabora a partir de una muy significativa evocación del pasado, donde el narrador señala cómo su alma había sido alimentada por la lectura de libros donde:



“la vida es felicidad, pasión, embriaguez, palabras que tan bellas le habían parecido al leerlas en los libros”



Así termina el capítulo IV de la Primera parte. Es tal el encadenamiento de los sucesos, que al cerrarse las puertas de un capítulo el narrador se asegura de ir abriendo las puertas del siguiente De esta manera encauzada se narra el génesis de la personalidad de quien se constituirá en “Madame Bovary”. Se ha señalado que “somos lo que consumimos”; el alimento que asimila el alma en la niñez es la que delinea al ser adulto. Tal vez sea la actitud con la cual el individuo consume y no el alimento lo que termina por determinar un alma. Decididamente el alma de Emma se alimentó de la lecturas vacías de novelas sentimentales o históricas, de las que supo rescatar la vida de ensueño de las heroínas y fue soltándose a tal seducción en tanto que su realidad circundante se desvanecía mientras iba idealizando su propia vida. Hizo de cada palabra la más nutriente vitamina. Creo oportuno recoger una cita que Hauser toma de las Correspondencias de Flaubert:



“Hay niños en los que la música causa una impresión desfavorable; tienen grandes disposiciones, retienen una melodía después de haberla oído sólo una vez, se excitan cuando oye sonar un piano, sienten palpitaciones enflaquecen, se vuelven pálidos, enferman, y sus pobres nervios se estremecen martirizados como los de los perros cuando oyen música. En vano buscaremos a los Mozart de futuro entre tales niños. El talento en ellos ha cambiado de lugar, la idea ha ido a alojarse en la carne, donde es estéril y donde destruye también a la misma carne...”

Esta cita delinea la personalidad que Flaubert proyecta en su personaje femenino; las “ilusiones novelescas” que ganaron su imaginación no la dejaron vivir su “realidad”; el inconformismo la hizo presa de la desmedida vulgaridad en la que cayó al querer erguirse en las vanidades de sus locos sueños románticos. Apariencias que, desde su alienada imaginación, constituían el verdadero sentido que la vida debía alcanzar. Desde la perspectiva de Emma no son apariencias, ella siente estar inmersa en un mundo ajeno, ella un personaje de corte romántico inmerso en una mundo decididamente realista, siente que el contexto social en el que se mueve se vuelve asfixiantemente rutinario, aburrido, vulgar:


“Todo lo que la rodeaba más inmediatamente, el campo fastidioso, los burgueses imbéciles, la mediocridad de su existencia, le parecía una excepción en el mundo, una casualidad particular en la cual se encontraba presa, mientras que más allá se extendía, hasta perderse de vista, el inmenso país de las felicidades y de las pasiones. Confundía en su deseo las sensualidades del lujo con los goces del corazón, las elegancias de las costumbres y las delicadezas del sentimiento.”

La conjugación en un mismo personaje de dos realidades radicalmente opuestas se manifiesta en este párrafo. Por un lado el rechazo hacia la esencia del hombre burgués y por otro lado la triste valoración del mundo y los seres de la que esta mujer se ve ajena. No son muy lejanos los sentimientos que Flaubert experimentaba en su juventud, al sentir en su propio interior esa lucha tan íntima y dolorosa cuando intentaba ahogar al romántico que en él existía. Hacia la Ilustración tiende sus redes como forma de desterrar los inconsistentes delirios de la fuerza romántica. La famosa frase: “Madame Bovary, c’est moi” encuentra en las anteriores consideraciones su fundamento.


“Admiraba el mar sólo por sus tempestades, y el verdor únicamente cuando se ostentaba entre ruinas. De todas las cosas necesitaba asimilar algo que le llegara al corazón, repugnando todo lo demás como inútil; y siendo su temperamento más sentimental que artístico, buscaba emociones y no paisajes.”

A Emma la atrae, como a los románticos, los escenarios naturales envueltos en las perturbaciones tempestivas y las ruinas que guardan al alma quebrada del incomprendido. Son espacios que proyectan su propio interior y son refugio a la vez que espejo de su interioridad. Resulta evidente que no es la belleza lo que su ser anhela, ni siquiera la felicidad honesta, aunque aburrida, que su marido le brinda. Sus pensamientos siempre tan elevados no tocan la realidad sus deseos se proyectan tras otros ideales.

Las pasiones románticas se laminan en cada palabra que refieren a la interioridad de Emma, la heroína se erige como la “eterna romántica”. En esta obra Emma Bovary concentra todos aquellos vicios de los que es necesario apartarse, desterrar destruir. Madame Bovary a lo largo de la novela fue, es y será un ser que privilegia lo irreal de los sueños frente a la realidad del entorno en el que se enmarca. Su esencia romántica le es fiel. Lo que termina por destruirla, antes que sus locas aventuras es su desmedido materialismo, ansiedades consumistas que pretenden saciar su soledad... la soledad de su espíritu. Vestidos, tapados, telas, obsequios y todo lo necesario para sus lúbricas aventuras; la adrenalina y el vértigo de sus emociones la alienan de la realidad, la apartan de su infelicidad.

El deslizarse hacia el pasado, mediante la retrospección o analépsis, no interrumpe la clara linealidad de la obra, sí constituye una fuente de motivación. El orden cronológico de la novela se ve asegurado en la evolución del proceso narrativo. Causas y consecuencias de cada conducta así comienzan a encadenarse. Toda conducta tiene su explicación; el narrador tiene la autoridad del conocimiento total para revelar, indirectamente, los por qué de cada suceso.

Reiteradamente he hablado de la vaciedad de los personajes, esta afirmación refiere al aspecto moral de los mismos. El perfil psicológico de los personajes revela una interioridad trabajada minuciosamente. El narrador hace un sutil recorrido por los laberintos del alma de cada personaje mostrándonos las fuerzas que afectan el devenir de la obra.

Se podría decir que se establece una estructura dramática de la novela, donde no se descuida ninguno de los elementos (planteo, desarrollo y desenlace). Cada uno de ellos hace al cuerpo de la obra y las informaciones que aportan al lector ayudan a familiarizarlo tanto con los personajes como con el espacio en el que se mueven. El narrador familiariza a su público. El lector puede “entrar” en la obra y “verlo” todo y comprenderlo todo. En Madame Bovary hay una total perfección en la evolución de las relaciones que entre los personajes se establecen. El cierre que proyecta el desenlace no deja al lector en suspenso. El lector realista espera siempre un final para sus lecturas. No importa si este es positivo o negativo, lo importante es que se le conceda una culminación concreta a la historia. El narrador no puede robarle la tranquilidad al lector y dejarlo con un final abierto.

Otra característica de la narrativa realista establece que se debe respetar la verosimilitud. Ahora ¿qué entendía el lector del siglo XIX por verdadero y bajo qué parámetros se juzgaba lo verosímil ? Eran tenidos por verosímiles todos aquellos sucesos que capturaban y reflejaban la conducta del hombre contemporáneo y donde la razón establecía las reglas de reconocimiento. Lo que no clasificara dentro de los parámetros de la razón, es decir, todo aquello que ésta no pudiera explicar, se catalogaba como inverosímil. La objetividad de los relatos debía garantizar una identificación legítima entre el universo de la obra y el mundo del lector. El narrador no debe traicionar la objetividad de su discurso. Desde otro punto de vista, una gran preocupación tuvo Flaubert al procurar reproducir el lenguaje del hombre burgués en sus personajes. La rigurosidad estética a la que este autor se somete raya con lo parnasiano.

El Realismo llevó a que todo aquello que no era explicable, y que por lo tanto no formaba parte del Realismo como podían ser los aspectos vinculados a la locura o lo sobrenatural , fueran trabajados por una literatura que también destacó en la segunda mitad del siglo XIX, la narrativa fantástica. Es necesario recordar que la literatura fantástica precede a la realista, pero sucede que el fuerte auge del realismo francés se veía respaldado por el legado de la Ilustración y su piedra fundamental: la razón. El realista necesitaba caminar por tierra firme y aferrarse a su momento histórico visualizando en una obra el entorno concreto en el que vivía. La materialidad de su mundo debía sentirse palpable en su imaginación; pero sobre todo, aquello que sus sentidos percibían debía ser cuestionado y valorado por la razón, la fuerza leal del realismo.

En Madame Bovary, la imaginación del lector queda limitada por la minuciosa voz descriptiva del narrador. A su vez el lector exige la recreación exacta tanto del paisaje como de los sucesos que en la novela acontecen. A tal punto los acontecimientos novelísticos deber reflejar las actitudes del promedio de la gente que escenas como la que sobreviene en el encuentro entre León y Emma, en el capítulo I de la Tercera parte, le valieron a Flaubert y a su obra el enjuiciamiento , por la impasividad de las imágenes que en esta famosa escena se representa. Esta no es una escena de explícito erotismo, pero la genialidad estética de Flaubert hacen del ritmo de las imágenes, el tono de las voces y las observaciones del narrador un estallido sensorial donde la sugestión imaginativa vale más que una narración de explícito erotismo.



“... y atravesó sin par Quatremare, Sotteville, la Grande-Chaussée, torció después hacia la calle d’Elbeuf y volvió a pararse ante el Jardín Botánico.

_ ¡Siga usted! – gritó la misma voz, esta vez furiosamente.

Y volviendo a emprender la marcha pasó por Saint-Sever, por el Quaides Curandiers, el de Meules, tomó otra vez el puente, pasó por la Place de Champ-de-Mars y por detrás de los jardines del hospicio, donde los viejos se paseaban al sol...

El cochero, desde el pescante, lanzaba de cuando en cuando miradas de envidia a las tabernas. No se explicaba aquel furor de locomoción que sentían aquellos parroquianos. Algunas veces que intentó parase, oyó una exclamación de cólera en el interior del coche que le obligó a fustigar los caballos sudorosos y a seguir dando vaivenes y tropezones, loco ya y casi llorando de sed, de fatiga y de tristeza.

...la gente, al verlo, abría los ojos desmesuradamente, por ser aquel un fenómeno extraño en la ciudad: un coche con las cortinas corridas que iba por todas partes, cerrado como una tumba y balanceándose como un navío.”
Paradójicamente, no fue la sugestión erótica de la narración lo que llevó a que tanto el autor como la obra fueran enjuiciados, sino el hecho de que no se haya establecido sobre el suceso una sanción moral aleccionadora: “ejemplo del reprobable comportamiento de una dama burguesa”. La estúpida mentalidad del entorno burgués hacía de sus damas la imagen de un ideal que se caía apenas se torcía la vista. Emma deslumbraba con su belleza y practicidad, su aura exterior era lo admirado tanto por hombres como por mujeres, ella simbolizaba la perfección cuando en realidad en ella era la encarnación de la completa infelicidad. Era en su hogar el espectro materializado de un alma frustrada; en sus amoríos prohibidos era la cortesana feliz, y tal vez... la envidia de las mujeres que sospechaban su adulterio.

Ese estallido pasional, tan fuertemente condenado, quebraba el ideal de armonía y seguridad que perseguía la mentalidad burguesa de la época. Flaubert arrancaba los velos escondiendo las manos: es la voz del narrador la que se escucha en la obra. Más allá de esta consideración, no queda muy clara la autonomía de la obra y la impersonalidad del autor. Obviamente más de uno debe haberse sentido reflejado en ese “lujurioso y condenable” suceso, razón por la que era necesario reaccionar y como un eco lejano dando respuesta a los juicios censurantes, la voz de Gógol se deja escuchar: “si tienes los morros torcidos no culpes al espejo”.

Teniendo en cuenta los personajes que se mueven en las obras realistas, es necesario señalar que estos autores, a diferencia de los románticos, eligieron para sus obras personajes mediocres, sin un grado de excepcionalidad. Eran personajes que debían reflejar la realidad social contemporánea, debían reflejar al burgués promedio. ¿Quién es Madame Bovary? Una “educada” campesina, con latentes delirios de grandeza, que se casa con un médico insignificante. Ella es simplemente: Emma Rouault. Sus fantasías ganan el ridículo al pretender el prestigio del apellido de un médico mediocre, quien incluso ve revolcar sus pocos logros tras una patética intervención quirúrgica que abrigando las esperanzas de la fama culmina en la más triste vergüenza. El pobre Hipólito pasó de la ilusión de recuperar su pie deforme a tener que lidiar con una pierna de menos, la que le debieron cortar gracias a la gangrena surgida de la operación. Una humillación más que nacía en el alma “pura y desinteresada” de Emma Bovary y el consecuente sentimiento de viceral desprecio hacia Carlos.

Así vemos que con Flaubert, la clase media es la que entra en escena. En Madame Bovary los personajes que destacan reflejan la conducta, como ya lo he señalado, del hombre burgués, estrato social dominante en la época. Busca a través de ellos concretar al personaje “tipo”, es decir, aquellos seres que desde sus características representan al hombre arquetipo de una sociedad. No solamente en su conducta aparece retratado este tipo humano sino también en sus discursos, en la forma de relacionarse con sus iguales y con los inferiores, aquellos individuos que no participan del respeto del burgués promedio.

La Literatura, de manos de Zola, reivindicará a estos hombres que se arrastran entre las tabernas y los suburbios industriales de la sociedad francesa. Con este autor naturalista surgirá tanto la figura de la prostituta como la de los obreros y los paisajes pobres en los que se mueven estos personajes. Zola provenía de una humilde familia y no participaba de un conocimiento directo de las altas sociedades. Sus investigaciones se nutrían del conocimiento que provenía de boca de quienes le contaban sus costumbres, él por su condición humilde tenía prohibido el acceso a este “distinguido” ámbito. Recordemos que Flaubert era un burgués, pero desde sus obras arroja una mirada lacerante a quienes como él, participan de este grupo social. Es la hipocresía y la vanidad del hombre junto con su asfixiante romanticismo, lo que logra desesperarlo. Odia al burgués y este sentimiento se espeja en su obra, fiel retrato de todo cuanto es despreciable en el ser humano. Su estilo realista lo lleva a observar su entorno y reproducir a esos seres deformes por sus bajos valores humanos de manera que en la obra se proyecte aquello que las apariencias ocultan. Su obsesivo esteticismo hace de sus obras un reflejo fiel de lo que el burgués de la segunda mitad del siglo XIX guardaba en su interior.

Movimientos, corrientes y escuelas.


Corriente”, es un concepto más amplio y puede o no transformarse en movimiento o escuela. Es una tendencia, un enfoque novedoso de la literatura, de vivir la Lit. que tiene que ver con el surgimiento de una nueva cosmovisión. Se relaciona con cambios en la sociedad. Surge de una nueva visión del mundo que determina así un nuevo modo de ver la Lit. que se traduce en el enfoque de determinados temas y no otros; Pero al tratar los temas se refiere al modo peculiar en que se trata por determinado autor. Por lo que más que los temas es lo novedoso de este enfoque. Y así el enfoque y lo formal, los cambios técnicos y formales. Producto de una nueva modalidad que está surgiendo. Manejo novedoso de viejas técnicas. Es una tendencia que se da en un determinado momento de la evolución literaria en la que participan varios autores pero de la que no se tiene conciencia; cuando se toma conciencia de esto pasa a ser un movimiento. Ej. El pre-romanticismo: no hay pre-romanticismo sino pre-románticos. Énfasis en la sensibilidad y no en la razón, en la naturaleza, mayor subjetivación en la emoción literaria. Pero este grupo de autores no se conocen entre sí por lo que no son un grupo consciente de su existencia por esta razón son una corriente. Con el STURN UN DRANG en Alemania sí se asume como grupo, con una postura literaria, corriente asumida por un grupo y se definieron como tales, por lo que pasaron a ser un movimiento.

“Movimiento”: Por lo general lo primero es la corriente y luego se pasa a un movimiento cuando asumen una postura y un carácter más militante. El “movimiento” hace pensar en una dirección determinada. Es un grupo de autores que asume conscientemente un determinado uso de la Literatura que pueden constituir un grupo cercano o no. Hay un factor de clara conciencia, sentir que se pertenece. Implica un impulso dirigido, se proponen ciertos fines y los enfrenta siempre dentro de una flexibilidad, no tienen normas rígidas y esto es lo que lo distingue de la escuela.
“Escuela”: grupo de autores que han asumido una determinada postura, pero la asumen de una manera normativa. Definen lo que ellos consideran como Lit. El Neo- clasicismo en Francia es el modelo de escuela por que en el siglo XVII en Francia en la década del 30 se elabora toda una teoría literaria acerca de la buena Lit. (la que trataba de lo bello), tiene como modelo lo griego y lo latino.

Clasicismo francés y Clasicismo renacentista: en el momento que elaboran una teoría tratan de fijarla como norma de valorización, si no se ajustan a estas normas son descalificados. Cuando Corneille escribe “El Cid” en 1637 (discurso del Método de Descartes), no cumple con las unidades, y le caen con todas las regla de la escuela. La obra no se adecuaba a las reglas de la escuela se lo descalifica en nombre de una teoría. No clasificaba dentro de lo bello. Corneille no soporta la presión y se esfuerza en obras posteriores por cumplir con las reglas de la escuela Neoclacisista, aunque estas obras no son las mejores. Boileau: sintetiza lo que otros teóricos elaboraron de la teoría del neo-clasicista. Solo se da la formulación adecuada.

ROMANTICISMO

Este movimiento nace primero como manifestación germana en obras de Hoffmann y Carl Weber. También pertenecen a este primer período (de 1800 a 1830, en que Europa se ve sacudida por las revoluciones) gran parte de los Lieder de Schubert, muchas obras maduras de Beethoven y algunas operas de Rossini.


El segundo período romántico abarca de 1830 hasta mediados de siglo, cuando las revueltas sociales asolan Europa en 1848. El centro neurálgico de la actividad renovadora de la música pasa de Viena a Paris, que se inspirará en el romanticismo literario de Víctor Hugo y Alejandro Dumas, y que puede ejemplificarse en la obra de Berllioz, en el virtuosísimo de Paganini y Liszt, en la poesía sonora de Chopin y Schumann, o en la nueva opera de Wagner.

El período desde mediados hasta fin de siglo es la era del Posromanticismo.



El romanticismo es un movimiento artístico y filosófico que surgió en Alemania e Inglaterra a principios del siglo XIX y que luego se extendió por toda Europa.

Desde el punto de vista filosófico se opone al racionalismo que predominó durante el siglo XVIII. Esto significa que el romanticismo enfatiza la sensibilidad por sobre la razón.

Uno de los exponentes del romanticismo europeo, el francés Víctor Hugo sostuvo que: “El romanticismo no es otra cosa que el liberalismo en literatura”.

Efectivamente, la ideología liberal que se expande desde la revolución francesa, encuentra su expresión en este movimiento. El romanticismo reacciona contra las inflexibles normas del siglo anterior y exalta la espontaneidad en la creación artística; es decir, la libertad creadora del artista.

Además, es un movimiento que se involucra en la realidad social. Es solidario con las luchas y las necesidades del pueblo, al que en muchas de sus obras toma como tema y realiza una exaltación de lo nacional, de la identidad de cada pueblo.

Otra característica del romanticismo es el rechazo del sujeto romántico a la realidad que lo rodea. Los románticos rechazan la modernidad, las ciudades industrializadas que los alejan de la naturaleza a la que idealizan.

Frente a un contexto social adverso, los románticos adoptan dos actitudes: la evasión (que implica la producción de textos ambientados en lugares y tiempos remotos) y la rebeldía, que implica un impulso por cambiar la realidad social que no los satisface.

Etapas del Romanticismo frances:

* Primer Romanticismo: Situado alrededor del 1800; su estructura profunda estaría determinada por la herencia filosófica del siglo XVIII y fundamentalmente por la Revolución de 1789, sus obras están escritas en prosa y dedicadas a la autobiografía y la novela. A este primer momento corresponden Rousseau, Madame de Staël y Chateubriand.

* El Segundo Romanticismo se sitúa entre 1820 cuando aparecen las primeras obras de Lamartine y 1848, fecha de la denominada revolución fracasada; la estructura literaria viene determinada por la posición frente a los acontecimientos de 1789, bien, de carácter positivo o bien, de énfasis pesimista y negativo, en tales posturas, dos temas son dominantes: La Libertad y Napoleón. Se escribe fundamentalmente poesía (lírica y teatro), pero de la misma manera, significa además, el florecimiento de la novela, tanto históricas como las de Vigny, Victor Hugo y Balzac o realistas como las de Lamartine, Stendhal y también, entre otros, Balzac.

* El Tercer Romanticismo es fruto del fracaso del 48, con el cual la poesía se interioriza, es decir, toma como elemento referencial fundamental al hombre mismo abriendo el campo para la aparición de una nueva concepción estética, esto es, El Parnacianismo. A este período corresponde la obra final de Victor Hugo, Vigny, Nerval y Baudelaire. En la novela se acentúa el realismo, la objetividad y la ausencia de compromiso político que, según importantes estudiosos, se da gracias al fracaso de la disuelta revolución de 1848.

PROGRAMA PARA TERCER AÑO DE BACHILLERATO

Liceo Nº 1

Programa de Literatura para 6to. año

Tercer año de Bachillerato

Unidad I Del Racionalismo al Sturm Und Drang

Unidad II: ROMANTICISMO
Información General: Ubicación histórico-literaria. El romanticismo y sus características. El Romanticismo en Francia. Precursores. Etapas. Edgar Alan Poe Su vida. Características de su obra. El Romanticismo en Poe
Edgar Alan Poe: “El cuervo”
Estructura exterior en el texto original. Sonoridad. Estructura interna. Estudio desde la primera estrofa hasta la décima. Conclusión. Retorno al estudio del Título.
 Contextualización: T. S. Eliot La Tierra Baldía
Unidad III: Del REALISMO A LA CONTEMPORANEIDAD
Información General: Ubicación histórico-literaria. La narrativa del Siglo XIX y la del Siglo XX. Características de cada una. Innovaciones de la narrativa del Siglo XX. Los innovadores de la época. William Faulkner. Su vida. Características de su obra.

Unidad IV: POESÍA IBEROAMERICANA
Información General: Las vanguardias del Siglo XX. Conceptos: “vanguardias” e “ismos”. Cubismo. Futurismo. Expresionismo. Creacionismo Ultraísmo, Dadaísmo. Surrealismo. Características de cada una de estas tendencias. Su repercusión en América. Pablo Neruda. Su vida. Contexto histórico y político.
Pablo Neruda: Los versos del capitán: “Tu risa”
Pablo Neruda: Los versos del capitán: “El daño”

Unidad V: NARRATIVA LATINOAMERICANA
Información General: Ubicación histórico-literaria. Evolución de la narrativa latinoamericana del siglo XX. El “boom” latinoamericano. Realismo mágico. Lo maravilloso y lo fantástico. Gabriel García Márquez. Su vida.
Gabriel García Márquez: Crónica de una muerte anunciada. Estudio de los paratextos.
Gabriel García Márquez: Crónica de una muerte anunciada. (Temas a definir)
Unidad VI: TEATRO DEL SIGLO XX
Distintas tendencias del teatro del Siglo XX. Características específicas del género dramático. Texto dramático y espectacular. Bertolt Brecht, vida y contexto histórico. Características de su teatro.
Bertolt Brecht: El círculo de tiza caucasiano. Análisis del título y de los personajes. (Análisis de escenas a definir con los estudiantes)